Yo Corro, Tú Corres, Él Corre

Entrenando en Mollet y alrededores

"Pujada i Baixada a Guanta": llueve, luego corremos

Cuando sonó el despertador esta mañana me asomé a la ventana y las vistan no eran muy atractivas para una cursa de montaña: viento, lluvia y todo chorreando. Las ocho de la mañana, con sueño y este panorama, he estado a punto de volverme a la cama, pero... qué coño, vamos a ver qué pasa con la carrera.

Al llegar a Sentmenat llovía abundantemente y hacía viento. Aún y así (ya lo adelantaba el reglamento en el punto 16) todo estaba preaparado y las únicas anulaciones eran las cursas infantiles. La Pujada seguía su curso, con la recogida de dorsales, los calentamientos y la lluvia, que aumentaba y disminuía a su antojo pero no desaparecía. La ciudad, chorreando, como toda Catalunya, hizo que, a los cinco minutos de calentar, ya no tuvieramos que preocuparnos por los charcos porque teníamos los pies bien empapados de agua. Fue entonces cuando anunciaron que el recorrido quedaba modificado por el mal estado de la pista de bajada y que quedaría reducido a unos diez y pico kilómetros.

Y se dio la salida. No había control de chip en la salida (???), por lo que hubo que afinar con la puesta en marcha del cronómeto al pasar la linea. En la primera esquina le dejé el chubasquero (total, estaba claro que nos ibamos a mojar igual) a mi esposa (qué paciencia y aguante tiene conmigo) y me centré en la carrera con la incertidumbre de cómo iba a estar la pista en la subida. Y la verdad es que para lo que había llovido y lo que estaba lloviendo no estaba tan mal.

Después de pasar por algunas calles de la localidad y camino de asfalto, tomamos el desvío hacia la derecha que lleva a Guanta. Las subidas no se me dan mal. Cogí un ritmo no muy rápido pero constante, con zancadas más bien cortas con el que puede adelantar a algunos corredores. Una vez finalizada la subida había un control de chip, avituallamiento líquido y vuelta a bajar por la misma pista que habíamos subido. Pero las bajadas no se me dan tan bien y aquí sí que me pasaron casi todos los corredores a los que había adelantado subiendo (y alguno más). En fin, qué le vamos a hacer, no hay que perder la concentración y cada uno a lo suyo.

Una vez completada la bajada hicimos los últimos tramos para llegar a la Plaça de la Vila en dónde estaba situada la meta. Hasta aquí, el tiempo nos había respetado bastante, con lluvia suave y no muy intensa. Pero cuando tomamos el último camino de tierra de la carrera fue donde cayó agua de verdad. Un chaparron impresionante que casi no dejaba ver. Ya en el pueblo de nuevo, las calles eran auténticas riadas de agua y en ocasiones nos subíamos en las aceras para evitarlas.

Con un último esfuerzo, llegué a la meta con un tiempo, de 48:36 según mi Polar y de 48:40 según la organización (descontando lo perdido en la salida, puede valer el mío). El recorrido, según los comentarios que he visto por ahí y el trazado en RunningAhead quedó reducido a 10,6 Km.





La organización correcta. Aún con diluvio y todo, me ha encantado esta carrera y, a poco que pueda, pienso volver el año que viene.


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